miércoles, 20 de julio de 2011

El arte de equivocarse.

Tomar decisiones es un arte. En cierta medida todos somos artistas de la elección y al igual que en cualquier otro arte, las obras, y con ello me refiero a cada dictamen, manifiestan los sentimientos y las intenciones del que lleva a cabo la elaboración. Plasman un largo periodo reflexivo sobre un soporte efímero y al igual que un cuadro pueden ser destruidas o reelaboradas.

Hay juicios más elaborados que otros, sentencias que se comprenden con el transcurso del tiempo y las hay incluso que como en todo arte, solo se valoran una vez el autor ha muerto.

Pero a decir verdad, todo esto me da igual. No me siento precisamente un artista en estos momentos y probablemente tenga en mis manos los pinceles con los cuales he de dibujar el boceto de mi vida. Tengo miedo y supongo que no es un miedo irracional. Temo dejar desdibujada alguna parte importante antes de que sea demasiado para poder borrar.

domingo, 3 de julio de 2011

Una duda.

No sé qué hacer, tengo un duro dilema acerca de cómo he de comportarme. ¿He de llorar porque mi piel ansía sus caricias y mis labios su saliva o he de reír a llegar a la conclusión de que jamás mi piel ha necesitado tanto una caricia ni mi boca ha necesitado tanto ese dulce éter que emana de su luenga?

Creo que reiré, derrocharé sonrisas y carcajadas al comprender que la vida de un ser humano puede regirse por algo más que la materia.